En los últimos meses, he tenido la suerte de participar como paisajista en un proyecto apasionante: la renaturalización del paisaje asociado a la muralla este de Albarracín. Este trabajo se ha centrado en devolver a la ladera que enmarca la muralla medieval su aspecto natural, además de contribuir a la preservación del patrimonio histórico y ambiental de la zona. Este proyecto se suma a otro que estoy trabajando para mi TFM y que se trata de las imágenes que aquí se muestran: la transformación del Parque Albarracín. Este proyecto busca ofrecer a los ciudadanos y al ayuntamiento mejoras significativas a través de la renovación del parque, con el objetivo de crear un espacio verde funcional y adaptable a las necesidades específicas de la comunidad.
Una de las decisiones más relevantes en este proyecto fue la cuidadosa selección de especies vegetales autóctonas. Esta elección, motivada por mi compromiso personal con la preservación del medio ambiente y el fomento de la biodiversidad local, refleja la importancia de utilizar recursos naturales adaptados al entorno. Además, se ha planificado la distribución de la vegetación dentro del parque de manera estratégica tal y como se distribuiría de forma natural siguiendo las series de vegetación. Se establecerá un bosquete autóctono en las zonas de terraplén para proporcionar refugio a la vida silvestre y fomentar un ecosistema equilibrado, mientras que en las áreas cercanas al río Guadalaviar se plantea vegetación azonal de ribera para proteger la calidad del agua y preservar la biodiversidad acuática y terrestre.
En resumen, mi proyecto para transformar el Parque Albarracín no solo representa una intervención urbanística, sino también un compromiso personal con la sostenibilidad ambiental y el bienestar de la comunidad. Este es un ejemplo claro de cómo el diseño urbano puede integrar la naturaleza de manera armoniosa, mejorando así la calidad de vida de quienes disfrutan del espacio público.
Paula García García_2024
